El Comportamiento Verbal Importa: ¡Hablemos, Bebé!

Special Note: This is a Spanish translation of a previous blog “Let’s Talk, Baby!”

https://science.abainternational.org/2018/05/08/lets-talk-baby/

Written By: Rocio Rosales, PhD, BCBA-D, LABA

Translated By: Gloria Leyla Fanning, Graduate Student, University of Massachusetts Lowell

Como analistas del comportamiento, pensamos en el lenguaje como un tipo especial de comportamiento que implica una interacción entre un hablante y un oyente. Skinner (1957) definió la conducta verbal como “conducta reforzada a través de la mediación de otras personas [quienes] deben responder de formas que han sido condicionadas precisamente para reforzar la conducta del hablante” (p. 2, p. 225). En un artículo publicado en 2001, los Doctores. Mark Sundberg y Jack Michael describieron los beneficios del Análisis de la Conducta Verbal de Skinner para niños con autismo. Este artículo ayudó a cerrar la brecha entre el análisis conceptual y la práctica para los terapeutas que brindan servicios a los estudiantes diagnosticados con autismo y trastornos relacionados. Además, fundamentó las bases para lo que ahora es un gran cuerpo de investigación que demuestra la utilidad práctica de incorporar un enfoque de comportamiento verbal a nuestro trabajo clínico con esta población. Es de vital importancia que prestemos atención a este conjunto de conocimientos, y utilizaré este blog como un medio para destacar los avances recientes en esta área de estudio.

Mi objetivo para el blog es ilustrar cómo “La Conducta Verbal Importa” en prácticamente todas las aplicaciones del análisis de la conducta (incluida mi propia autoedición de esta publicación). Con este fin, presentaré blogueros invitados, entrevistas con académicos que realizan investigaciones sobre comportamiento verbal, revisaré investigaciones recientes, discutiré estudios fundamentales, compartiré artículos de noticias relevantes y destacaré investigaciones publicadas en revistas que no son del análisis del comportamiento.

Journals
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En este primer post, quiero destacar el trabajo seminal de los Doctores Betty Hart y Todd Risley, Diferencias Significativas en Las Experiencias Cotidianas de los Niños Estadounidenses (1995). Esta investigación ha recibido atención en varios medios de comunicación en los últimos años. Su libro resume los resultados de dos años y medio de observaciones que se llevaron a cabo en los hogares de 42 familias de tres niveles socioeconómicos diferentes (SES; “familias con asistencia social”, “clase trabajadora” y “profesional”) de Kansas. Un equipo de investigadores realizó estas observaciones y registró las interacciones verbales entre los cuidadores y sus hijos desde los 7 meses hasta los 3 años. Los datos se resumieron para incluir todo lo que se le dijo directamente al niño, todo lo que el niño escuchó (incluso si la conversación no estaba dirigida a ellos) y todo lo que el niño hizo y dijo durante estas observaciones cronometradas. El equipo codificó datos sobre variables incluyendo las interacciones positivas y negativas entre el cuidador y el niño, la cantidad de instrucciones dadas por los adultos y la cantidad de turnos de conversación. El hallazgo que ha recibido más atención es la clara y fuerte correlación que se demostró entre el estatus socioeconómico y la cantidad de palabras que un niño escuchó antes de cumplir cuatro años. Específicamente, los niños con un nivel socioeconómico bajo escucharon 30 millones de palabras menos que sus contrapartes con un nivel socioeconómico alto (Hart y Risley, 1995).

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Image From Hart & Risley (1995)

Estos resultados innovadores demostraron una conexión clara entre la cantidad del vocabulario de un niño y sus interacciones verbales experimentadas. Es importante tener en cuenta esta relación porque los problemas con la adquisición de la conducta verbal a veces pueden atribuirse erróneamente a las dificultades inherentes al aprendizaje del lenguaje. Algunos de los otros hallazgos más matizados de la investigación de Hart y Risley nos mostraron que la forma en que involucramos a los niños en intercambios de ida y vuelta en la conversación desde una edad muy temprana, y no solo cuánto les hablamos, ayuda a moldear su desarrollo temprano del lenguaje. Investigadores del Proyecto Infantil ‘Juniper Gardens’ han continuado esta línea de investigación. La evidencia de este trabajo es clara: ¡deberíamos estar hablando hacia y con nuestros bebés!

La investigación de la Dra. Martha Peláez con bebés ha demostrado claramente la efectividad del reforzamiento social contingente en la emisión de respuestas sociales tempranas (por ejemplo, vocalizaciones y atención conjunta) en bebés. Uno de sus estudios más recientes sobre este tema nos recuerda que estas primeras respuestas sociales (es decir, mirada, atención conjunta, referencia social, etc.) pueden ser requisitos previos para establecer un comportamiento verbal más avanzado. Una vía importante para la investigación futura sería considerar cómo estos procedimientos validados empíricamente se pueden enseñar a los padres y proveedores de cuidado infantil para ayudar a promover las habilidades críticas de aprendizaje en los bebés bajo su cuidado. Sería especialmente ventajoso aplicar este trabajo a los niños que están en riesgo de sufrir retrasos en el lenguaje (por ejemplo, los que viven en la pobreza). Dado que alrededor de 15 millones de niños en los Estados Unidos viven por debajo del umbral de pobreza federal, existe una sensación de urgencia para actuar.

Mom and Baby
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Un ejemplo de un programa a gran escala que ha demostrado ser exitoso y se basa en el trabajo de Hart y Risley es la Iniciativa Treinta Millones de Palabras o Thirty Million Words (TMW) en ingles. Este programa está diseñado para: 1) concientizar a los padres de la importancia de la estimulación del lenguaje y 2) enseñarles cómo crear un entorno positivo rico en lenguaje para sus hijos. En un número reciente de Política Pública del Comportamiento, la fundadora de la iniciativa de TMW, la Dra. Suskind y sus colegas, ofrecen un argumento convincente para combinar la economía del comportamiento y los experimentos de campo para reinventar la educación de la primera infancia. Como analistas del comportamiento, todos deberíamos abogar por políticas públicas para dirigir el financiamiento hacia programas basados en evidencia que comienzan el día en que nace un niño.

Gloria Leyla Fanning Tacoaman is a graduate student in the Master of Science in Applied Behavior Analysis and Autism Studies program at the University of Massachusetts Lowell. She graduated with honors from Universidad San Francisco de Quito in Ecuador with a 5-year professional degree in Clinical Psychology and two minors in Sexology and Organizational Psychology. During her undergraduate tenure she worked in several settings with neurodiverse populations (i.e., autism spectrum disorder, ADHD, dyscalculia). She volunteered as a research assistant at the University of Albany before moving to Massachusetts to attend graduate school. She is currently a Registered Behavior Technician at the May Center and is working on a master’s thesis focused on video modeling to teach pairing procedures to staff.